jueves, 15 de febrero de 2007

Traje regional

Así como existe el chándal sobre camiseta publicitaria de alguna empresa de fontanería, chapa y pintura o reparaciones eléctricas adornada por cadena de oro o gold-filled para los hombres, y el chándal, los tacones, y para las más pudientes, el visón para las señoras en el sur profundo, también existe un traje regional para los pijos.

Los pijos, esa especie que nunca se destruye y que tampoco transforma. Es tan predecible saber dónde van a aparecer y sin embargo cada vez que uno se topa con ellos dan ese repelús que produce la amenaza de una España casposa, católica y feudal.

Los de siempre llevan, cuando van de sport, zapatos mocasines –sí sí, alucinante, eh?- o náuticos, con calcetines en invierno. Muchos continúan llevando los vaqueros pesqueros, aunque por supuesto los dockers son componente esencial de su vestuario. Por arriba imperan las camisas de Ralph Lauren, o Pedro del Hierro para los más atrevidillos. El color de los jerseys es casi indefectiblemente azul marino, por lo que uno se pregunta cómo es posible que la industria textil española siga creciendo –desde luego no será por lo que varía el vestuario esta gente, a no ser que tengan los armarios llenos de jerseys iguales-

Cuando no llevan jersey, los pijos llevan puesta o bien una barbour –desconozco cuántos cotos de caza existen en la ciudad de Madrid, pero para tener un barbour como dios manda hay que haberlo comprado en el corte inglés o en guadarnés- o bien una chaquetilla también barbour que es como guateadita, generalmente de color marrón oscuro.

Como artículos de bisutería masculina, se ha puesto de moda entre los pijos llevar banditas de gel. En Estados Unidos existen muchos diseños que sirven para reivindicar todo tipo de causas –desde la clásica del cáncer de huevos de Amstrong que inauguró el género hasta el orgullo negro- pero a las tierras ibéricas ha llegado la livestrong amarilla. También suele complementarse con alguna de cuero o tela, cuanto más sucia mejor, por aquello de dar imagen de ser amigo de la tierra y la ecología. Los pijos más jóvenes se atreven con diseños de pulseras con trozos de madera que llevan pequeñas imágenes de santos, generalmente adquiridas en lugares exóticos, como Brasil. A todo esto siempre se añade un reloj multiesfera metálico en el que resulta absolutamente imposible leer la hora.

La pija lleva indefectiblemente pendiente de perla de bolita. Tampoco me explico cómo es posible que la industria del diseño de bisutería no se ha hundido ya en España, porque rara vez se ve pija sin este tipo de pendiente. El pelo rubio largo con mechas también es un clásico, así como el pañuelito de Hermes o Loewe, como si estuvieran todas traqueotomizadas.

La camisa de Ralph Lauren también impera, y la blusa suele estar proscrita hasta que la pija cumple aproximadamente 60 años, momento en el que las blusas de brillo de las abuelas hacen furor. Entonces la pija pasa a ser la pija vetusta, siempre con pelo cardado rubio, de tal modo que se fusiona con el mobiliario de su casa, en el que por supuesto siempre existen piezas inservibles como bargueños y escritorios de muchos cajoncitos. Todo antiquísimo, por supuesto.

La parte inferior del cuerpo suele cubrirse con pantalón -las pijas sólo llevan falda en las fiestas- generalmente muy ajustado y con cinturón, y por supuesto zapato plano. La jojería de tous no puede faltar, aunque de nuevo, hasta los 60 años no está bien visto llevar mucho más que una gargantilla y un anillo.

Y aún me pregunto por qué me da repelús cuando llego a un aeropuerto internacional para tomar un vuelo a Barajas y de repente me encuentro este esperpento en la cola del mostrador de Iberia!!

5 comentarios:

Unknown dijo...

y qué te parece el peinado este que nos llevan ahora rollo camilo sexto? Y lo peor de todo es que aznar ha sido precursor en este caso!

TENGO MIEEEEEEDDDDOOOOOOOO!

Miki dijo...

Efectivamente!!

Ese pelo largo a lo Raphael/Camilo Sexto también es un distintivo de los pijos!!

Unknown dijo...

por cierto... escribes muy bien

MUYYYY BIEEEENNNN

thelma dijo...

**clap, clap, clap**

Por cierto, ayer experimenté la sensación de repelús que tan bien has descrito al ver a nuestro gran amigo Jorge el Whartonita delante de Sansom Place. Yo esperaba el bus con un amigo. Él, por supuesto, se subió a un cab. Some things never change... Un beso

Anónimo dijo...

Y lo que te queda de mili...
Eso sí, lo del pelo largo que comenta la gente (yo a distancia transoceánica no lo veo) no se lo perdono, porque yo también lo tengo y no quiero confusiones.
A la mierda los fascistas.